DIÁLOGO INTERNO
Te despiertas.
Tal vez bosteces, tal vez te estires. Tal vez vuelvas a cerrar los ojos y te hagas bolas entre las sábanas, buscando cinco minutos más de sueño.
Tal vez vayas al baño a lavarte la cara y te encuentres con que un par de ojos te devuelven la mirada en el espejo.
¿Entonces? Tal vez te guste lo que ves o tal vez no. Tal vez tu cara esté hinchada, con ojeras y lagañas.
Tal vez frunzas el ceño o desvíes la mirada. Tal vez te des una ducha rápida. Tal vez te prepares el desayuno y le dirijas una mirada aprensiva al plato que está frente a ti. Tal vez salgas, tal vez haya tráfico, tal vez tu cabeza esté en otro lado y casi causes un accidente, tal vez te enojes y le grites al de enfrente, tal vez te grites a ti.
Tal vez vayas a comprar un café y en tus prisas manches aquel conjunto que cogiste esta mañana, tal vez te reprendas y, peor aún, tal vez creas cada palabra que te dediques. Tal vez en ese instante, buscando alguna servilleta entre tus cosas, recuerdes que dejaste el teléfono cargando en tu habitación y la palma de tu mano golpee tu cabeza o el volante, tal vez te hagas daño y eso te hará sentir peor. Tal vez has tenido un día pésimo.
-Suspiras, regresas a casa.
Tu mirada se tropieza con unos ojos cansados que parpadean en el reflejo de aquel espejo. Tal vez aún no te guste lo que ves, tal vez incluso te disguste más que esta mañana.
Comienzas a escuchar todo ese diálogo interno que grita dentro de ti y que confirma todo lo que ha pasado en el día:
Distraída. Tonta. ¿Por qué nunca puedes hacer las cosas bien? Siempre es lo mismo. Pero, ¿en qué momento comenzaste a creer todo eso?
¿Has observado cómo te hablas y cómo te tratas en el día?
El cómo te hablas y tratas es el diálogo interno que tenemos y es lo más poderoso que podemos generar en el día para estar en niveles de energía que elijamos de forma consciente.
Sin querer, pasa el tiempo y vas tomando la identidad de lo que te repites día a día. ¿Qué identidad sientes que has tomado tú? Cómo te hablan y cómo te tratan las personas con las que te rodeas son un reflejo de cómo te hablas y cómo te tratas a ti. Por tanto, ¿cómo cambiarías la forma en la que te hablas? ¿Cómo lo harías a través del amor?
Cuando te encuentres hablándote, atacándote internamente, hay que parar, hacerlo consciente y modificar nuestro diálogo interno, poco a poco con paciencia y amor.
¿Cómo te has tratado hoy?